¿Y si hoy es ya más fácil ganarse la vida con tu vocación que con un trabajo de la anterior era industrial?.
Fíjate en nuestro entorno. En los nuevos tipos de empresas que emergen, el peso de la fuerza laboral sénior, las nuevas soluciones que están emergiendo para séniors, los tipos de empleos que se demandan . . . la mayoría precisan un valor añadido, bien tecnológico o de servicio personalizado. La llamada brecha digital supone una barrera a superar para cualquier sénior que no quiera quedar marginado de la realidad, tanto profesional como socialmente. Sin necesidad de hacerse informático y sí un usuario de nivel medio.
De otro lado, comenzando a influir cada día más en nuestra sociedad, observamos los movimientos sociales de economía humanizada a nuestro alrededor, comprobaremos la cantidad de pequeños grupos que están ayudando a gestar una nueva realidad decidida a corregir los excesos de una sociedad que ha derivado hacia una primacía del tener y del acumular .
Para cada vez más personas se evidencia que esto no es una época de cambios, sino un cambio de época.
Ya con la mirada puesta en nuestro presente y futuro profesional inmediato, mi sugerencia es que pongas tu atención en las oportunidades de la nueva etapa evolutiva, más que en los restos que todavía colean del viejo paradigma industrial, aún hemos consciente del peso que este tiene por ser nacidos y haber sido educados como parte de este sistema.
Esta breve historia nos puede orientar sobre la importancia de donde ponemos nuestra mirada:
Cuentan que dos hombres maduros midieron sus fuerzas como un modo de jugar y se retaron, al borde de un río, a lanzar una piedra que llegara a la otra orilla. El primero, cogió carrera y mirando fijo a la otra orilla lanzó la piedra con todas sus fuerzas. A medida que la piedra avanzaba iba notando como iba perdiendo fueza y altura, hasta caer en el agua a unos metros de su objetivo. El segundo hizo algo muy similar al lanzarla, comprobando con alegría cómo su piedra sí que llegó al otro lado. El primero, intrigado al ver que prácticamente con el mismo esfuerzo y técnica su amigo había conseguido llegar le preguntó cómo lo había conseguido. Este le dijo: Creo que la diferencia es que yo apunté a la luna y aunque no la alcancé, mepermitió llegar a la otra orilla que es lo que necesitaba.
La diferencia entre decidir dedicarnos a nuestra vocación, de forma inmediata o paulatina, o a un trabajo convencional no sentido, está en la calidad de nuestra energía, en la capacidad de mantenerse ilusionado, en la suma de conocimientos, experiencia y herramientas que somos capaces de acumular cuando amamos lo que hacemos, tanto cuando tenemos la atención puesta en ello, como cuando sólo atendemos al disfrute que nos proporciona lo que estamos haciendo con tanta pasión. En las dos situaciones estamos aprendiendo, y mucho, porque nuestros sentidos, de forma natural, se “funden” con la experiencia y aprehenden de todos los detalles que ocurren. Esto desde el punto de visto de ti mismo.
Desde la utilidad social, creo que coincidiremos con facilidad que las personas buscan siempre que precisan atender una necesidad, a alguien a quien se le note que ama lo que hace, porque nos dá muchas más confianza y nuestra intuición y también nuestros sentidos al verla actuar, nos dan mayor certeza de estar en buenas manos.
La cuestión, por tanto, la podemos centrar para facilitar su solución en:
- ¿Qué amo yo realmente hacer?
- ¿Qué estoy dispuesto a realizar hasta conseguirlo?
Y si preciso asegurarme de que es el paso que mi vida me pide dar, precisamente en mi etapa Sénior, en la que más consciente soy del regalo de la vida y de la importancia de ser y actuar como realmente siento, me preparo unos sencillos recuadros donde indicar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades que puedo vislumbrar en mi presente (Debilidades y Fortalezas) y en mi futuro próximo (Amenazas y Oportunidades) . Lo que llaman DAFO en el mundo empresarial. Un cuadro para mi vocación y otro sobre mi trabajo habitual. Verás qué útil te resulta.
Y algo especialmente valioso: Apóyate para este importante paso en alquien de tu confianza que haya hecho su propio proceso. Contrasta tus reflexiones, cómo valoras tu realidad y tus posibilidades, qué necesitas realmente conseguir y qué plan es posible crear y desarrollar para conseguirlo con mayor seguridad. La decisión siempre será tuya, pero sentirás un gran alivio y refuerzo en tus decisiones, así como en la capacidad de corregir lo que sea preciso, fruto de lo que te devuelve tu realidad.
Y si te faltaran razones para dar este importante paso, recuerda: “Hacer lo que nos gusta es un gran paso para ser feliz. Ser feliz es un gran paso para estar sano. Estar sano es un gran paso para vivir con plenitud”.